En materia laboral, el derecho considera que no existe igualdad en las partes procesales y estima al trabajador como la parte débil.
El principio fundamental en el que se inspira el Derecho del Trabajo no es la igualdad de las personas (empleador y trabajador), sino la nivelación de las desigualdades que entre ellas existen, la igualdad deja de ser el punto de partida del Derecho para convertirse en una meta o aspiración del ordenamiento jurídico.